Me doy permiso de estar sola, de no tener que rodearme de gente para convencer a otros de que "soy feliz", de no tener que pretender vivir una historia humana excepcional, me doy permiso de ser natural y estar en paz con ello.
Me doy permiso para no entretener, complacer, agradar y dar energía a los demás a costa de mi agotamiento, no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado.
Me doy permiso para alejarme de las personas que no me respeten, que me presionen, me acosen, igual que de quienes me desquician o me aburren.
Me doy permiso de irme de lugares, empleos o personas sin sentirme culpable, mala o egoísta por ir en busca de mi tranquilidad.
Me doy permiso para no castigarme intentando ser una persona excelente y para rechazar los esquemas ajenos como el de una mujer sin fisuras, estrictamente intachable. (Que merde c`est ça?)
Me permito vivir con modestia, sin lujos o excesos vulgares que le indiquen a otros éxito y a mí me sepan a superficialidad.
Me permito no querer saberlo todo y no estar al día en muchas cuestiones de la vida, no necesito tanta información, tanta moda, tanta noticia, y todo lo que pasa con las demás personas.
Me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo. Me doy el permiso de ser yo, no una copia de otra, ni la sombra de otro.
Me permito el sencillo y liberador hábito de decir “no``. No me justificaré: si estoy enojada, lo estaré; si estoy alegre, lo estaré; si estoy triste, lo estaré, y si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como quiera estar.
Me permito estar tal como me sienta bien conmigo misma y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean, mis conductas y mis decisiones las establezco yo.
Me permito ser yo.
El mundo es mío, los demás van y vienen, querré y dejaré de querer, soy lo que busco y necesito, soy yo y soy suficiente.
Adaptación al texto de Altagracia Lopez - por:
Alicia Soliz